Moncho's Memories

Tuesday, May 15, 2007

La tía Florentina

Pedro, el mayor, quien se había hecho cargo de alguna manera de la casa con un padre en la decadencia del alcohol, vio desmoronarse lo poco y nada que quedaba de esa seudofamilia. Fue entonces cuando escribió una carta desgarradora a la Tía Florentina. Esa tía solterona que trabajaba en el hospital de otra ciudad y que después de ver su alma partida por las palabras de su sobrino, tomo sus maletas, cerro su pieza en el hospital y borró su vida pasada para hacerse la madre postiza de una tropa de chiquillos desamparados.
Ya la Mayor de las niñas, la tía María de había marchado al norte, para hacerse una vida, según ella había dicho. No reapareció hasta llegar casada y con críos a cuesta.

Teresita, cuando ya estaba en su casa, viviendo sus 16 años, recibió un regalo de sangre entre sus piernas que le partió el corazón de un susto. Pensó que moriría como su madre y su padre.

Al boche de los gritos y llanto llegó la Tía Florentina, --- ¿qué tanto grito niña? --- tiró las sábanas para atrás, le sacó los calzones, le preparó el agua tibia para el lavado. Todo muy rápido y afanosa, arregló la cama con ropa limpia. --- “se me queda acostada la niña, que no le va a pasar nada malo"---- "Hasta que se le quite la enfermedad, no se me levanta”.
Ahí quedó con dos mil preguntas y un nudo en la garganta ahogando el terror de su corazón. Muchos años después comprendió por qué jamás pasó a las señoritas en el Internado... entonces se preguntaba por qué ese afán de ocultar todo y no decir nada.... nunca nadie le explicó lo más mínimo de la vida.
Así partió la vida de señorita de mi madre, Esa fue la razón de su inagotable afán de hablar todo, de preguntar una y mil veces hasta conectar en una comunicación; hablar no sólo de cosas triviales, sino con el alma puesta en las palabras. Le gustaba saber lo que pasaba en mi corazón. Buscaba respuestas en la lectura ansiosa de cuanto llegaba a sus manos y se autoeducó en muchos temas que le ayudaron a gestar mi espíritu y a darme una carga de valores que me marcan hasta el día de hoy. De ahí nació quizás mi gusto por la lectura. y el deseo de contar mi historia... de hablar hasta conocer más allá de lo que se ve superficialmente en las personas... de tener muchos amigos y escribir los que pasa por la cabeza.... aunque muchas veces me hayan mal interpretado.

Yo recordaría ese hecho drámatico en la vida de mi madre casi 50 años después, cuando mi hija Susana se convirtió en Señorita. Estaba tan feliz que para ella fuera toda una alegría, capaz de compartirla con nosotros, que le compré una torta y lo celebramos todos en la familia. Ahora le pido a Dios estar vivo para recibir a la Señorita Sandra de igual manera, cuando llegue el momento.

Pero las cosas han cambiado y tenemos los medio de comunicación que jamás antes nadie tuvo... y doy gracias a Dios porque existen tantos medios en esta era que deben servir al propósito de comunicarnos.... ya sea a travez dse la palabra hablada..como escrita.
Una joven escribió estas líneas que hoy robo en un afan de reconocer la sabiduría que ellas conllevan y manifestar mi profundo respeto y reconocimiento al don que Dios le dió para dejar en las palabras un pedacito de la escencia de su ser.........

" me pregunto por qué a veces dejo de reir...más no podría dejar de escribir..."

Escribir cobra especial importancia ahora que vivo una nueva etapa de mi vida... cuando ya el mayor de mis hijos, el "hombre que yo amo", como suelo identificarlo, ha dejado el nido para hacerse a la vida y formar su propio destino. Una realidad que se me vino de golpe, como una cachetada en la cara en frío, y sin darme cuenta me metí en el cuento y pasé los días previos a la partida haciendo mil cosas, tal vez como para no darme tiempo a pensar, y me afané haciendo mueblecitos para la cocina.... limpiando esto y aquello... en fin.... ocupado siempre...hasta que llegó el momento de la ausencia y se me vienieron los recuerdos como fotografías repetitivas de los tiempos en que yo viví la misma experiencia, pero del otro lado de la ventana, cuando empezaba mi propio sueño de grande... cuando me creía el dueño del mundo!!!
Ver a mi hijo feliz y hecho hombre me llena de orgullo, y aunque lo extraño más de lo que pensaba que sucedería, sigo su historia con el mismo entusiasmo que viví sus primeros pasos, con la misma emosión que me dieron sus primeros logros y con el profundo orgullo de saberme parte de su hermosa existencia....
Me quedo con las mujeres.... y ahora he de aprender a vivir solo con tres mujeres !!!.... sin el apoyo silencioso y fundamental que la presencia de él me daba... pero orgulloso que haber sembrado en Él valores verdaderos...
de que sea capaz de amar y de que lo amen...
de que pueda entregar con su tierna forma de ser, la alegría a su nueva familia y sólo me quedo con la pregaria al Dios padre para que me siga bendiciendo, como siempre lo ha hecho, pero ahora en la vida de mi hijo... y de su familia....
God Bless you all!!

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